martes, 8 de julio de 2008

La clase de artes más allá del aula


 
Experiencia liderada por Gina Alexandra Velásquez Moreno, maestra de artes visuales y plásticas.

Con la participación de docentes de las áreas de: Humanidades, Sociales, Cultura para el trabajo, Informática y Educación Física. Estudiantes de los grados sexto y séptimo.

IED República Bolivariana de Venezuela. Sede A, jornada mañana.

Bogotá junio 18 de 2008.

¿Cómo hacer para que lo que aprendemos en el aula no se quede únicamente en conocimiento abstracto; para que pueda ser relacionado con otros saberes y prácticas; para que genere valiosas trasformaciones en la vida de nuestros estudiantes?

Nuestro compromiso como maestros nos lleva a hacernos, entre otras tantas, éstas preguntas que invitan a la búsqueda de múltiples estrategias para cualificar nuestras prácticas, enriquecer los procesos de enseñanza- aprendizaje y encontrarle nuevos sentidos a todo lo que hacemos en la cotidianidad escolar. Cierto día durante una clase de Teoría del Color veo que a pesar de todas las actividades que realizamos en el aula para abordar el tema, y por más elaboradas que se piensen las experiencias estéticas creadas en este espacio, se siente una necesidad: la de involucrar a otros sujetos, escenarios, prácticas, saberes, experiencias que enriquezcan lo que deseamos conocer.

En Tibirita con el artista Carlos Reyes

Coincidencialmente, alguien hace una visita al pueblo de Tibirita y me cuenta que ha encontrado el trabajo de un pintor que me gustará bastante. Con algunos de sus comentarios empecé a emocionarme, quería ver las obras de ese maestro, saber de su vida como artista, de cómo lo veían en el pueblo. En fin, pensé que al visitarlo podría darse un trabajo muy significativo tanto para mi curiosidad investigativa, como para lo que veníamos haciendo en clase con mis estudiantes.

Decidí ir, cargué mi grabadora porque deseaba hacerle a este pintor una entrevista que pudiese ser publicada en la página de entrelasartes, pues también estaba convencida que aportaría bastante al trabajo que venimos desarrollando en esta red.

Ya en el pueblo, al contactarnos con Carlos Reyes, y solicitarle que me permitiera conocer su casa, sus obras, y dialogar con él a cerca de su vida y de su trabajo, encuentro en él un hombre humilde y sencillo que dedica todo su tiempo al oficio de la pintura, la escultura, y que ha hecho de su casa toda una galería- museo. Recorro con admiración cada espacio mientras escucho sus historias sobre la construcción del lugar, los cuadros, las esculturas, y sobre algunos aspectos del pueblo en relación con su trabajo.

Para la entrevista, Carlos escoge un lugar de la casa que tiene una mística especial, el caballete, la paleta con oleos, muchos pinceles, bocetos, y una gran ventana que llena el espacio de luz natural.

Tras algunos comentarios que hago sobre lo que observo, se establece una especie de complicidad en el gusto por el arte, la pintura, lo que esta experiencia aporta al ser humano y en otros muchos temas. Este era un buen momento pues no quería un interrogatorio lejano y rígido, sino una charla fluida, con ciertas metas claras pero a su vez con libertad para establecer nuevos temas en el diálogo. Debo admitir que no llevé escritas las preguntas, ni hice un formato de entrevista, tan solo había pensado días antes en aquello que podríamos conversar sobre él, sobre su trabajo en este lugar específico, que le pudiera aportar a la comprensión de algunas preguntas y conceptos propios del arte y de la pedagogía del arte. Todo lo demás surgió de manera espontánea. Creo que este documento junto a algunas fotos del mismo, puede ser muy valioso para compartir con la comunidad académica.

La entrevista

La entrevista me permitió hacer algunas reflexiones a propósito de nuestra labor como docentes de artes. Por ejemplo, cuando él comentó sobre lo que le motivó a dedicarse a este oficio, mencionó una clase en primaria donde le pidieron pintar según especificaciones de la maestra, y mientras hacía su pintura, dice haber sentido un gusto especial e interés creciente. También entendió luego que es mejor cuando los niños pueden vivir la escena, construir ellos mismos las formas, texturas, colores de las cosas que ven, y que a veces los maestros no damos estos espacios. Esto me invitó a pensar nuevamente sobre la necesidad de mirar nuestras propias prácticas, tomar cierta distancia de lo que hacemos y ver cómo lo hacemos, para examinar los resultados que obtenemos y enriquecer constantemente los procesos de enseñanza-aprendizaje.

Al hablar de su vida como artista y de las oportunidades que ha encontrado, resalta que su trabajo no ha sido muy valorado por algunas instituciones, pero cómo este si es aprovechado luego para publicitar la imagen de las mismas. Pensé entonces en la Educación Artística en la escuela, y en cómo hay compañeros que se han quejado de la poca inversión y atención que en algunos colegios se da al área, pero como luego si se acude a las artes para mostrarse en celebraciones institucionales, visitas externas, encuentros escolares, etc. Aquí se deben revisar varios aspectos, tanto de las políticas educativas relacionadas con el arte en la escuela, como de las directrices administrativas y del mismo trabajo de aula.

Por otra parte, abordamos aspectos ya más del artista y su encuentro con las propias obras. Habló de la importancia de los espacios para el trabajo, del amor y la disciplina para con su labor, de las facilidades y dificultades que encuentra en el arte, de su familia y el pueblo en relación con su profesión; sentí que todo aquello debía compartirlo con mis estudiantes, que debía acercarlos a estas otras formas de concebir y vivir el arte.

· Salida pedagógica


En consecuencia, surgieron muchas ideas a raíz de la visita y la entrevista, aquí no se agota la experiencia. El pueblo tiene otros atractivos paisajísticos y culturales que me llevaron a proponer en el colegio una salida pedagógica, cuyo principal objetivo fuera la experiencia artística y donde se pudieran involucrar otras áreas. Es así como organizamos junto con otros compañeros y compañeras docentes de Humanidades, Cultura para el trabajo, Sociales, Informática y Educación Física, una guía que retomó la información recolectada en mi vista, mis primeras pretensiones y los nuevos propósitos de integración curricular. Tras los trámites respectivos en el colegio con directivos, estudiantes, padres; se realiza finalmente la salida pedagógica con los grados 6º y 7º el 18 de junio.


Sabíamos que esta experiencia serviría de pretexto para enriquecer diversos procesos de cada área, incluso organizamos lo que vendría después de la visita para retomar en el aula. Pero algo importante sucedió: Independientemente de los intereses de nuestras áreas de conocimiento estábamos ansiosos porque nuestros estudiantes tuvieran contacto directo con la naturaleza, se acercaran a otro tipo de museo, pudieran conocer al artista, contemplar sus obras y a su vez dialogar con él. También quisimos que tuvieran la oportunidad de sentirse artistas y de construir libremente algunas figuras en arcilla y pinturas. Quisimos posibilitar una experiencia que despertara múltiples sensibilidades, que nos permitiera comprender que hay muchas formas de construir conocimiento en comunidad, sin necesidad de fragmentarlo, sin aislarnos siempre.

Emprendimos nuestro viaje, con todos los acuerdos y logística necesarios. De llegada al pueblo, hicimos recorrido por la casa museo, organizamos una pequeña plenaria con Carlos Reyes para escuchar las preguntas y percepciones de los estudiantes frente a su trabajo, desarrollamos un taller de modelado con arcilla, y luego dimos tiempo también para conocer otros lugares del pueblo, incluidas sus aguas termales. Aprendimos mientras nos divertimos.

Algunas conclusiones


Me llamó particularmente la atención, el interés de los estudiantes por hacer muchas preguntas, sin duda alguna todo para ellos era muy novedoso, hicieron asociaciones con algunos temas que conocían, contrastaron con escenarios de la ciudad y compartieron sus apreciaciones estéticas. También veo como ganancia el rol que asumen los maestros en esta experiencia pedagógica, en la que jugaron junto a sus estudiantes con la arcilla, mientras construían personajes y objetos. Todos queríamos traernos las pequeñas esculturas que hicimos, pero resultó complicado viajar con ellas y decidimos dejarlas en la casa del pintor, para que él reutilizara luego esta arcilla.

La visita a un museo en la ciudad es sin duda una enriquecedora experiencia, pero creo que a pesar de todos los beneficios que pueda brindarnos, hay una distancia material creada por la misma disposición de los espacios y la mera observación de las obras. Carlos decía en alguna de nuestras charlas que los museos de la ciudad se endiosan y hacen del arte algo un tanto lejano del espectador, lo cual comparto en parte. Este fue otro tipo de museo, un espacio que nos permitió involucrarnos, participar, ser creadores también no sólo desde la contemplación y las ideas sino a través del mismo ejercicio de construcción de obras propias.

Como herramienta pedagógica debe entenderse que no se trata sólo de salir del aula y que ya esto aporta a todo cuanto hacemos dentro del contexto escolar, ya que si los objetivos no son claros, las estrategias no son concertadas, y el proceso no es organizado de manera que podamos alcanzar lo propuesto: este recurso no adquiere mayor sentido, las ganancias se dispersan.

En cuanto a la Educación Artística, particularmente las Artes Visuales, esta experiencia permite a los estudiantes ejercicios de contemplación, imaginación, percepción, creatividad… Aunque llevemos diversas herramientas al aula, que nos permitan mediar los aprendizajes, es necesario hacer interlocución con otros escenarios artísticos y culturales.

Esta experiencia continuará para los otros cursos luego del receso escolar: 8º y 9º en agosto, y en septiembre 10º y 11º. Después miraremos como se unen Básica Primaria, la otra jornada y la otra sede del colegio.


2 comentarios:

Gary Gari Muriel dijo...

Muy bien Gina. La experiencia presentada resulta muy interesante porque permite reflexionar acerca del trabajo estético que sucede en el ámbito escolar, ya que por lo general éste suele circunscribirse a lo que ocurre al interior del plantel, cuando no exclusivamente a lo que pasa en las aulas. Pero además sirve para reflexionar acerca de lo que pueden ser las llamadas “salidas pedagógicas, las cuales suelen derivar en simples paseos. Una sugerencia, que reconozco también hace falta en la que yo publiqué en este blog, convendría que aparecieran algunos testimonios de estudiantes que participaron de la experiencia. Felicitaciones y un abrazo, Gary

Anónimo dijo...

LA VERDAD Q ESE PASEO ESTUVO MUY BUENO PUES PUDIMOS APRENDER COSAS FUERA DEL AULA,Y LA VERDAD Q ESTE PASEO SE LO VAN A LLEVAR LOS ALUMNOS EN LA CABEZA.GRACIAS PROFE GINA